No hay nada que haga mayor ilusión a un niño que poder jugar con la nieve y a falta de esta y con un poco de imaginación todo se puede solucionar.
Así que sustituimos la nieve por ESPUMA DE AFEITAR. Agitamos el envase y salió espuma. Tenía una textura "rara", no queríamos tocarla, pero algunos enseguida se animaron.
Aunque para poder usar este material había dos normas que cumplir: NO meterla en la boca y NO manchar a nuestros amigos, ésta última fue un poco difícil de cumplir.
Y así de bien nos lo pasamos, tocándola, dibujando sobre ella, despertando todos nuestros sentidos,....
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